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el poeta en el stand
(pjesnik na štandu)
Cuando arreglo el respaldo roto, cambio el gastado cuello de la camisa
me siento en las nubes en mi sillón
tomo las hojas en las manos y de sus venas en voz alta leo el futuro
del orden mundial
Se me acerca una bola de un resplandor furioso.
Y sé que es el Sol. Siento el amor en mi piel
como quemadura. Me duele todo el día.
En toda ceniza hay un poco de braza y desentierro una metáfora
en el delgado puentecito entre las palabras e imágenes
que me llegan como de algún otro mundo.
Y la luz del día que los marca como desechos
de la realidad.
Trato de salvar una que otra palabra del sueño,
intacta y santa, y llevarla por el andén
como ataúd votivo.
Si no la anoto en seguida,
sé que la palabra viajará a algún otro territorio
de la fantasía, quizás hacia el mar, de la misma manera de que
las alas de los pájaros van al sur.
Y yo me quedo solo en el andén, sin el ataúd y la meta,
metiendo las manos vacías en los bolsillos
que no me pueden calentar.
La mañana es fría, regreso de nuevo al puesto alquilado,
enciendo el cigarrillo, y estoy así todo el día; nadie me pregunta nada.
Soy un infeliz, no puedo vender ni una metáfora propia
y me siento totalmente inútil.
la mitad de la canción en Pompeya
(palo je pola pjesme u Pompejima)
La mitad de la canción cayó en Pompeya
en el gran teatro
con poco público
una muchacha con una amapola
en su puño apretado
empezó a cantar un cántico
con apagada y poderosa voz.
No hasta el final.
Un gran río de lava ardiente cortó
su cántico a mitad,
tumbándola sobre el antiguo suelo.
La otra parte de la canción ya frío
lo levanté hoy como una piedra de la carretera
y lo tarareé cuanto pude
vagando por la acera empedrada
de Pompeya.
Pasé por El odeón[1], luego por el quadripórtico[2]
en la calle Via Stabiana hacia el Lupanar[3]
mirando inquieto hacia el Vesubio
con las nubes acostadas sobre el cráter.
El poema se derretía como sangre coagulada
en la mano
y hubo en él todavía silenciosa alegría,
el vino del consuelo divino.
nado de espaldas
(leđno plivanje)
Las lágrimas derramadas por la suerte perdida
son mucho más saladas en el mar.
Se arrima la ola a ti,
parece acariciar tus líneas y rebota hacia el universo
como la vida que de tu cuerpo hace bahía
te abre y suavemente te desecha.
Nadé de espaldas
con la cabeza vuelta hacia el cielo.
Lo absorbía a través de cada brazada,
Con un universo luchaba por el otro.
Y con la vértebra pegué a la orilla.
Firme, al final.
el quemador
(plamenik)
Fui a buscar un quemador.
Me hubiera gustado que echara la chispa y que me quemara por fin.
Una señora lo tiene (aunque un modelo viejo),
pero no puede decir me si vale algo
porque su marido murió de repente; exceso de azúcar.
Es viuda; el lunes se va a operar la rodilla
y si lo quiero coger me pide que me apresure.
Estoy deprimido ya hace días. No salgo a ninguna parte.
Me metí en la casa y estoy acostado. Hablo poco.
Y con ese quemador quizás me divertiría,
la chispa encendería el fuego del humor
y superaría la desesperación.
Tendría que ir hoy por la tarde por él, a más tardar, a más tardar
Afuera de repente cayó un chubasco; no contaba con abrir el
paraguas.
No tiene sentido salir con un tiempo así.
De todas maneras, quedaré como soy,
con el quemador o sin él.
El fuego no me quemará.
situación en el corredor
(situacija u hodniku)
A Sandra
en la oscuridad del estrecho y ceniciento corredor
se me quejó porque el tiempo le pasaba
demasiado rápido,
que se siente como en un tren rápido.
Presentí que pronto lloraría.
Está cerca de un diluvio de lágrimas.
La abracé y consolé
como si alguien se le hubiera muerto.
Estuvimos abrazados por mucho tiempo
y esperamos que el tiempo,
durante el largo rato que posponíamos
cuanto pudimos,
de nuevo nos separe.
¿dónde paramos?
(gdje smo ono stali?)
Nos paramos en la cima de la fortaleza de Jajce[4]
entre los dientes de atalayas, de los que conté trece
en el día cuando comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania
pisamos un hueso, una ruina, un agujero en el techo de una casa acribillada
en recuerdo de la piedra con las cicatrices de los pies emparedados
que rueda por las grietas de sangre lavada
los ejércitos venían y se iban de la fortaleza
la protegían los agresores de hace tiempo
la atacaban defensores anteriores;
siempre hay zanjas, viseras, parapetos, listones
y las murallas onduladas de algo servían
si existe una fortaleza,
también existe el tirano que desea conquistarla
el hombre quizás ha nacido para ponerse el sayal, ceñirse
el arma y defenderse en vano
la desdicha le es garantizada
la paz sin embargo vive por siglos bajo tierra
con la mezcla de un olvido crepuscular
y quizás nunca sabremos dónde hemos pisado mal
las catacumbas de Jajce
(jajačke katakombe)
cuando bajo
por las pesadas escaleras de piedra
de altos frentes
como sí ya estuviera en la eternidad
enterrado en un nicho
pido la salvación de las entrañas de la tierra
lugar para Dios en la profundidad del corazón
subterráneo de semejanzas anteriores
hay escaleras para bajadas todavía más profundas
para que golpees la cabeza contra el arco de piedra
después ya no hay más agachones
puedes sólo acurrucarte
en el hueco de la roca
en las grietas de la piedra
en nichos oblicuos
y dejar que la historia te cava.
la embriaguez del momento
(opijanje trenutka)
ver el cielo desde el mar
cielo, tan sólo cielo en el mar
y mezclar con el pincel pensamientos; violeta y azul
beber el cielo como agua
y transformar el mar en vino
verter el vino de nuevo al cielo
a través de nubes enraizadas en el embudo del cielo
con poca chispa, fuego y relámpago
para que el mar-cielo revuelva el vino
nadar con las puntas de los dedos
por las pequeñas gotas espumosas
todavía un poco embebido
el peinado del tiempo
(frizura vremena)
Toda la vida el tiempo ha llevado el mismo peinado.
Corto pelo rubio cortado hasta las cejas,
Franjas sobre la frente,
atrás cortado a la altura del cuello.
El rostro maquillado impreso en una revista para mujeres
que hojeaba donde el peluquero
estaba enmarcado, transparente y pálido
y no se veía bien
Habría que cortar un poco más el pelo largo
con la maquinita; cinco centímetros.
muñecas
(lutke)
estuve parado largo tiempo
frente a la vitrina nocturna
en el cruce de los cuatro lados de la calle,
leía de los labios
qué me dicen
las muñecas expuestas detrás del vidrio.
Las muñecas, olían a jabón
vestidas de manera original
y me sonreían
trasmitiendo su asombro por el mundo.
Susurraban con los labios fruncidos a través del vidrio:
“Pasajero, abrázanos y baila hasta el alba,
tómate tu tiempo, no temas.
El dueño no se dará cuenta cuando en la mañana
abra la tienda”.
dame, sólo dame
(daj, samo daj)
Dios, dame el paisaje,
cualquiera y hasta este de hoy
con la rama partida,
hierbas amargas,
con el muérdago que se comió el árbol ajeno
y la pálida luz de la luna
paisaje del sol entre las nubes
en la mañana temprana
con pájaros silenciosos
campos descuidados
donde no hay nadie
salvo el hombre que está parado en un pie
como una garza
un paisaje con granos rojos
y gotas pendientes del hielo
con casitas para la miel encontradas
con el cajoncito para el correo colgado de un árbol
dame el paisaje que podré olvidar en seguida
y no acordarme más de nada
como si tomaras el verano caluroso para soportar el invierno y
pagas la deuda de la vida rápida.
Dame, dame el paisaje, Dios.
el mito de Sísifo
(mit o Sizifu)
Nos subimos al cerro
y bajamos por él en trineos
perseguidos por los gritos de la alegría infantil
cortamos la nieve juguetona que se nos riega la cara
la tragamos golosos
le dejamos el sello de nuestro cuerpo
de nuevo subimos al cerro tirando
el trineo detrás de nosotros
y de nuevo bajamos hasta el valle
y así todo el día y el día siguiente
en el descanso
en la mitad del cerro prendemos un cigarrillo
para descansar un poco de las subidas
y bajadas
devolvemos la frescura
hasta la próxima
oscuridad.
Sísifo,
ese arriero de esclavos
nos amenaza con el índice:
“¡Sin parar, por favor!”
busqué el grial en Brujas
(tražio sam Graal u Brugesu)
¿Si agarre las plumas al vuelo
subiendo las torres de Brujas?
Las dejo en la humedad de tus ladrillos.
Al tejido y punto de tus encajes.
No importa que el grial no ha sido encontrado aquí.
Es importante que ha sido buscado.
La belleza nace de movimientos hechos en vano.
Brujas, me haces feliz con la niebla dispersa de sangre vieja.
Si te destruyo, ¡qué se me seque el bazo!
Tus puentes, el río amargo, reflejos en el lago del amor,
Elegantes campanarios, brazos extendidos de tu gente.
Ni a uno de tus grandes muertos les falló el pensamiento
(Memling, Van Eyck)
se sienten los pasos antiguos.
en la terraza
(na terasi)
Los ojos llenos de cielo.
Fuego.
Humo lejano
Las hogueras de San Juan
envuelve el tiempo endurecido
por las peñas.
A través del mar
comparo
mi ahora y el anterior
como barcos lejanos
y la piedra sin arder de la montaña.
Llama del cielo
resplandor de las flechas del sol
se va a quemar la oscuridad y volverá todavía más rojo
se acabó el payaso sentimental
(svršeno je s osjećajnim klaunom)
ya no hay grandes pasiones ni símbolos de
los grandes movimientos entre la gente; se acabó el amor.
Y la poesía se mantendrá un tiempo más.
Pero, se acabó el payaso sentimental.
Se acabó el sacerdote sentimental.
Los movimientos que se esperan: mientras Narciso está enamorado
del lago de turbio fondo
Aquiles se vistió de muchacha en la isla de Skyros
para no morir en la Guerra de Troya.
Así que la poesía todavía necesita mucha sabiduría, experiencia y astucia
para sobrevivir los días pesados e insoportables.
No se puede tan sólo hacer muecas todo el día.
No se puede tan sólo hacer muecas todo el día.
la mujer y el perro
(žena i pas)
Fui a enjuagar mi corazón en el mar sin saber
a dónde ir. ¿Por tierra, sol o luna? El sol escarlata,
los reflejos violetas del mar brillan con pequeñas chispas, algún grito de gaviota,
los rayos del sol difícilmente pasan por una nube
que era y se quedó oscura; pronto sale la luna nueva y las primeras estrellas.
Delante de las rocas se bañaba un perro negro.
Y entonces pensé en Sandra que también tenía uno.
Los recuerdos me dieron escalofríos, seguí nadando y paré. Con los dedos
le escribí una carta sobre las olas – ¡tómame mientras no muera! – y de nuevo
paré, miré al sol en el oeste antes de su puesta, la luminosa luna nueva
en el este y la tierra firme frente a mí; oscura, oscura.
Me hice silencio.
confusión con las hierbas
(zabuna s travama)
El hombre tiene que pensar y en las hierbas.
Ellas adornan su vida.
Ellas reciben las cosas en sus entrañas.
Ellas se abren y cierran,
Ellas se miran desde la cama.
Ellas tienen muchas manchas debido al árbol de pájaro.
Ellas tienen repisas que llevan ropa, la mitad del hombre
Ellas esconden preciosidades
ellas son preciosidades
ellas son la conciencia sobre el desgaste del tiempo.
(Perdónenme, me equivoqué,
pensé en los armarios, no en las hierbas.).
el tiempo vuela
(vrijeme leti)
Cada vez que me despertaba del girar de los sueños, muchas cosas volaban a
mi alrededor.
Días largos, follaje, mujeres, automóviles, ciudades, meses soñolientos,
autobuses, juguetes, años impenitentes, flores, perros. Y días vertiginosos.
Me sentía como una montaña inmóvil alrededor de la que gira un tráfico espeso
Así hasta que, por accidente, no encontré en el bolsillo del pijama
una carta de amor de la diosa del tiempo, la mujer de la que me he separado
hace treinta y tres años.
En ella estaba dicho todo.
la señal es
(znak je)
A Dane Zajc[5]
La señal es
vivir en tu departamento en Prule[6] en la calle Praprotnikova 5
y saber cómo se enciende la luz del baño, se oye el sonido de la sierra
es la señal
despertar todos los días en tu espejo oval hecho de roble
encontrar un pequeño pez en el fondo del acuario y rota la máquina de afeitar
sacudir la cabeza como dirigente al escuchar la Quinta de Beethoven
es la señal
comer yota[7] en el restaurante cerca de la Casa de Plečnik[8]
mirar la chimenea de madera carcomida que arde sobre los hombros
de la camarera
recordar las antiguas cabezas en los capiteles de los puentes
y un pequeño pollo en tu refrigerador
es señal
un sol miserable y las nubes bajas al caer
sentir de repente dolor
por la falta de poesía en la tierra
que se hojearía a sí misma
porque no hay otro lector
señal son
las gárgolas que en las catedrales tienen trabajo
los demonios del agua que de repente hirvieron
señal
es el sinnúmero de intentos de salvar la cara y el nombre
la bicicleta con la que ibas hasta el Puente de Carlos[9]
el río Ljubljančica, el que ya desde hace muchos años observas desde la silla
la señal es
no tener otra pobreza que la propia
poseer la tumba en la que no estás
la señal es
yacer como un árbol derribado en el fondo del bosque
estar acostado en tu vieja cama en la calle Praprotnikova 5
la señal está
adentro
cambio de flores de mano a mano
(selidba cvijeća iz ruke u ruku)
El verdor de tus lirios me recuerda de las heridas sin vengar
de la infancia.
No viniste, Johanna a la primera cita en la cafetería “Morgane”.
Me enviaste flores, a mí, hombre. Como consuelo.
Eso no fue muy inteligente, Johanna, y yo sufrí con tus lirios
en mi puño apretado. Paseaba con el todavía húmedo tallo de la floristería
por la calle, por la calle vacía. O, sí tan sólo hubieras llegado,
la flor se hubiera encendido, tendría el color del fuego.
No me alegraste enviándome flores en celofán; esa fue
la señal de tu ausencia.
Esa misma noche regalé tus lirios anaranjados a Elisa Lucinda da Gomes,
la mulata órfica, a la que tus flores despertaron la sangre en las venas; su cara
se puso negra por el deseo. Las flores adornaron su cama en la noche salvaje de
macumba.[10] “No existe flor ni olor, que pueda reemplazarte” a ti Elisa, le
susurré abrazándola.
Traducción: Željka Lovrenčić
Sobre el autor
Dražen Katunarić (Zagreb, 1954) es poeta, prosista y ensayista. Redactor en jefe de la revista Europski glasnik (Vocero europeo). Hasta ahora ha publicado más de veinte libros. Su obra ha sido traducida en varias lenguas extranjeras – rumano, italiano, francés, español etc. Es el ganador de varios premios nacionales e internacionales. El Ministerio de Cultura de Francia le concedió la Orden de Caballero en arte y literatura. (Ž.L.).
[1] Odeón – teatro cubierto. En la Grecia antigua fue destinado a los espectáculos musicales (N. de la T.)
[2] Quadripórtico – un edificio construido alrededor de un espacio abierto o plaza compuesto por corredores porticados (N. de la T.)
[3] Lupanar de Pompeya – el burdel más famoso de esta ciudad romana (N. de la T.).
[4] Jajce – municipalidad y ciudad en Bosnia y Herzegovina (N. de la T.).
[5] Dane Zajc (1929-2005) poeta y dramaturgo esloveno (N. de la T.).
[6] Prule – barrio de la capital eslovena Liubliana (N. de la T.).
[7] Yota – (en croata jota) comida de origen italiano (N. de la T.).
[8] Casa de Plečnik (Plečnikova hiža) – museo dedicado al arquitecto esloveno Joža Plečnik (N. de la T.).
[9] Puente de Carlos (Pont Karlov) – un puente en Liubliana (N. de la T.).
[10] El significado del término macumba (donde suenan los tambores) se relaciona con un instrumento musical, con el nombre de una deidad de África central o simplemente, con magia (N. de la T.).